Sentada en un banco disfrutas de la calidez del sol en tu cara. A lo lejos el bullicio de un grupo de chiquillos en actividad frenética llama poderosamente tu atención.
Uno construye una torre, otro un puente colgante. Una nina sienta una muñequita en un montículo diminuto de arena, para que sea la heroína de la aventura.
Los niños crean un reino con caballos, artesanos, caballeros, dragones voladores y hasta un río que desemboca medio metro más adelante, en Júpiter. (Sí, los niños ignoran las distancias).